Por patagoniasur | 07 de noviembre de 2017 | 0 comentarios
Si has paseado por Cádiz habrás visto sin duda este castillo, localizado a lo lejos en una isla unida con la ciudad por un malecón. Se trata del Castillo de San Sebastián, que data de tiempos fenicios. No sólo puedes visitarlo, sino que además acceder a su interior es gratuito. Hoy te contamos su historia, que data desde mucho antes de lo que puedes imaginar.
Foto: Cadizeconomic. Algunos derechos reservados.
Ubicado al final del Paseo Fernando Quiñones, en un islote situado en uno de los extremos de la playa de La Caleta, se alza esta fortaleza que desde 1985 es considerada Bien de Interés Cultural. De acuerdo a la tradición clásica, cuando los fenicios se asentaron en Cádiz ubicaron aquí el templo de Kronos. Siglos más tarde, en 1457, los tripulantes de un barco veneciano atracaron en este islote para evitar contagiarse de la peste en su navío. Aprovechando los restos de un viejo faro, edificaron una ermita dedicada a San Sebastián, de donde tomaría el nombre casi tres siglos después el castillo.
En 1613, el faro pasaría a ser una atalaya debido su ubicación privilegiada, y a la función se orientar a los navegantes se sumó la defensiva. Casi cien años después, en 1706, se inició la construcción de un castillo en torno al perímetro de la atalaya, que tomaría el nombre de la ermita construida tres siglos antes. Inicialmente, se accedía al castillo a través de varios puentes levadizos que conectaban el islote con la ciudad. La muralla rodeaba entonces todo el castillo a excepción de la ladera sur, donde el acantilado existente se consideró suficiente defensa. Ya en 1860 se reforzó la muralla con casamatas interiores y se construyó el espigón que actualmente conecta el castillo con Cádiz a lo largo de la Playa de La Caleta. En el siglo XX, el arquitecto Rafael de la Cerda rediseñó el faro, que pasaría a ser el segundo faro eléctrico de España.
El castillo de San Sebastián consta de dos espacios fortificados con baluartes. El primer espacio se trata del castillo propiamente dicho, y tiene una planta poco frecuente: nueve lados irregulares en los que hay distribuidos parapetos, cañoneras, y dos fosos frente a los que se ubicaron en su día los puentes levadizos. Uno de ellos conectaba con la plaza de armas y, más adelante, con la ciudad. El otro puente conectaba con el espacio donde se encontraban en su día la ermita y el faro-atalaya.
Su peculiar ubicación y las espectaculares fotos que se pueden hacer (especialmente durante los famosos atardeceres de Cádiz), hacen que el Castillo de San Sebastián sea frecuentemente escenario cinematográfico. Sólo por citar algunos ejemplos, se han rodado películas de James Bond (“Muere otro día”) o una de las más caras del cine español: Alatriste.
Actualmente una sección del castillo es empleado por la Universidad de Cádiz como laboratorio de investigación marina, aunque la mayor parte del recinto está abierta al público y se puede visitar de forma gratuita. Eso sí: ¡si vienes no te olvides de hacerte una foto con el mar de fondo!