Por patagoniasur | 26 de agosto de 2019 | 0 comentarios

Allá por tiempos de Napoleón Bonaparte, el
Bucentaure con sus ochenta cañones y casi novecientos hombres, era el barco de guerra insignia de la escuadra francesa en el mar.
Su escasa vida, apenas tres años desde su botadura, responde a una de las batallas más célebres de nuestra historia:
la batalla de Trafalgar.
Sin embargo, el destino del
Bucentaure también representa el exacerbado ego de algunos marinos, la ambición desmedida de Napoleón y cómo no esos giros imprevisibles de la naturaleza humana que terminan por configurar una historia, un desenlace final.
Napoleón quería invadir a toda costa las Islas Británicas y aliado con los generales españoles bajo el reinado de Carlos IV, quiso desviar la atención de su adversario intentando que la flota franco-española atrajese a los británicos a las Antillas despejando así sus fuerzas en el Canal de la Mancha.
Pero el plan no surtió efecto y los 150.000 hombres preparados para la invasión y que fácilmente hubieran diezmado a las escasas tropas terrestres, no llegaron a cruzar el canal y desembarcar en tierras británicas.
Villeneuve, el hombre encargado de la ofensiva, el hombre de confianza de Napoleón,
comandante del Bucentaure y jefe de toda la escuadra, no solo no consiguió los objetivos militares que logísticamente le encargó Bonaparte sino que desobedeció directamente sus órdenes refugiándose en el Puerto de Cádiz .
Siendo consciente Villeneuve de que sería sustituido de inmediato por su emperador y a pesar de haberse decidido entre los mandos a bordo del Bucentaure permanecer en el puerto y
no luchar contra la escuadra inglesa que desde el mar bloqueaba Cádiz, zarpó de puerto en un intento claro de congraciarse con Napoleón y encontrándose en su presumible destino a Nápoles con la flota de Nelson en la archiconocida batalla de Trafalgar.
El desastre fue tal para los intereses de Villeneuve que tras la batalla terminó rindiéndose frente a las costas gaditanas.
Finalmente el buque insignia francés donde tantas esperanzas había depositado Napoleón junto a su escuadra para invadir Inglaterra, terminó estrellándose contra las rocas del
Castillo de San Sebastián tras un temporal que sacudió el navío hasta hundirlo en aguas de La Caleta.
Sabemos que algunos restos de este barco fueron encontrados a mediados del siglo pasado y estamos convencidos por historiadores y arqueólogos que el
Bucentaure forma parte de nuestra eternidad marítima, ésa que en forma de
homenaje tuvo lugar en el año 2005, tras celebrar los 200 años de aquella batalla naval y recordando a todas sus víctimas.
Bicentenario recordado de forma muy diferente por cada uno de los países implicados en el conflicto pero que, sin duda, pone de relieve un hecho transcendental de nuestra historia sobre el cual se ha escrito mucho y probablemente se siga escribiendo en el futuro.
No obstante, lo que es obvio, es que al mirar la belleza resplandeciente de
La Caleta , uno no puede dejar de imaginar aquellos días, aquellos cañonazos y el destino final del Bucentaure.
Al menos de momento. 🤔