Por patagoniasur | 24 de septiembre de 2019 | 0 comentarios

Ya hace cuatro años que disfrutamos de esta colosal obra de ingeniería civil,
el Puente de la Constitución de 1812.
A punto de cumplirse ya los 50 años de la construcción del puente veterano José Ramón de Carranza, el reciente puente construido ya tiene más tráfico diario que éste.
Aproximadamente unos 10.000 vehículos entran en Cádiz distribuidos entre ambos puentes lo que ha significado un mayor de volumen no sólo del tráfico generado sino de una
mejora sustancial en las comunicaciones y, por tanto, en un rendimiento mayor del tiempo evitando situaciones que concentraban demasiados vehículos, especialmente en algunas horas y en puntos muy concretos de la ciudad.
Cádiz y su
Puente de la Constitución de 1812 ha mejorado el acceso y salida de la ciudad pero también la
calidad de vida de sus 700.000 residentes que han visto como su "tacita de plata" goza del
segundo puente más alto del mundo pero, sobre todo, de una infraestructura mejor que permite tanto a residentes como a viajeros tener una visión más moderna y dinámica de la bahía de Cádiz.
¿Te imaginas lo que debe ser el mantenimiento y conservación del llamado Puente de la Pepa?
Pues bien, algo así, está sujeto a altas medidas de prevención y control.
Para empezar el
puente de la Constitución de 1812 dispone de un
centro de coordinación que se encuentra en el río San Pedro donde con el debido software tecnológico y el componente humano necesario se vigila cada tramo del puente. Ciclistas o peatones serían detectados automáticamente y, con la consiguiente sanción administrativa, abandonarían el puente de inmediato.
Continuamente se examina el soporte de carga y cada uno de esos tensos tirantes que lo sostienen como de un gigante sobre el mar se tratara.
Su altura, longitud y diseño lo dotan de una extraordinaria belleza, más aún cuando pasas y contemplas al fondo la preciosa ciudad de Cádiz con sus brazos abiertos al mar.
Por otra parte y en caso de que el viento pudiera resultar una amenaza para la circulación y por tanto, para la seguridad, en general, dispone de mecanismos de previsión de la fuerza del viento y protocolos de actuación que incluso impedirían el acceso al mismo mediante un cierre inmediato para garantizar dicha seguridad.
180 metros de altura son muchos metros para desestimar la fuerza del viento y todo el esfuerzo necesario para mantener y conservar el
Puente de la Constitución de 1812.
Pero no iba a ser todo casi perfecto, la corrosión del mar y la humedad son sus principales enemigos por lo que su tratamiento exige medidas a corto, medio y largo plazo.
Lo cierto es que algún día nos gustaría subir hasta su punto más alto, bien por sus pequeños ascensores o por alguna de sus escaleras verticales ( si el cuerpo aguanta el tirón de mirar hacia abajo) y desde allí contemplar la belleza de esta ciudad resplandeciente en la bahía gaditana.
De todas formas solo atravesarlo ya es una delicia para los sentidos. 😉